martes, 8 de enero de 2008

Una tradición importada

Pasadas las fiestas (Navidad y Año Nuevo) me pareció acorde comentarles algo sobre los alimentos dulces que consumimos y que el comercio aprobecha para vender a un alto costo.

Estas dulzuras tales como el pan dulce, la garrapiñada (maní azucarado), maní con chocolate, turrones de almendras y maní, budines, etc. son muy ricos y sabrosos, pero el hecho es que no forman parte de una costumbre Argentina. Incluso es comida de un alto porcentaje calórico, lo cual se contradice con la época festiva que es muy calurosa.

Pan dulce
El pan dulce por ejemplo (tal como cuenta la leyenda) nació en Recco, en la Riviera di Levante, al parecer de la mano de Don Zenone. Este señor creó la delicia para ser utilizada como obsequio por un jóven ayudante enamorado de una señorita.

Por aquellos tiempos, la hogaza de pan llevaba sal y, a veces, azúcar cuando se la quería convertir en algo más atractivo. Pero por un milagro de amor nació lo que hoy conocemos como pan de Navidad; el famoso panettone de los italianos. Para alagar y conquistar el corazón de la bella, Don Zenone le indicó al enamorado que remojara pasas de uva y otras frutas secas en buen vino del país. Agregó un puñado de aromáticas especias guardadas celosamente en su alacena, nueces y almendras de los árboles del huerto, y agua de azahar para perfumar. Estos ingredientes se mezclaron con el simple pan levado junto con el azúcar. El primer pan dulce acababa de nacer. Como era de esperar, no tardó en convertirse en la golosina especial en la celebración de la Navidad.

Garrapiñada
Por su parte la garrapiñada es un maní o almendra, cubierta de azucar. En los obradores suelen utilizar un recipiente de cobre denominado garrapiñera, donde se mezclan las almendras con el azúcar y el agua, únicos ingredientes que intervienen en estos dulces.

Proviene de la repostería vasca, la que indica que Estefanía Arangua inició en Ujué, a mediados del XIX, la elaboración y venta de las garrapiñadas al quedarse viuda del boticario del pueblo y tener que sacar adelante a sus dos hijas. Las comercializó con su apellido, Arangua.

Fuentes: www.pueblos-espana.org
www.elplacerdeinvitar.com.ar
Redacción: Perro que ladra y muerde

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